miércoles, 19 de febrero de 2014

DESARROLLO SOCIAL INFANTIL

DESARROLLO SOCIAL INFANTIL

Desarrollo Social: enfoca el estudio del proceso de socialización, mediante el cual se aceptan las normas y reglas.
Por socialización se entiende el  aprendizaje de los modos de conducta aceptados y aprobados por el medio sociocultural en que fue criado el individuo.
Desarrollo Afectivo y Social
El desarrollo afectivo y social es la dimensión evolutiva que se refiere a la incorporación de cada niño y niña que nace a la sociedad donde vive.
El desarrollo afectivo y social supone un proceso de socialización que incluye la formación de vínculos afectivos; la adquisición de valores, normas y conocimientos sociales; el aprendizaje de costumbres, roles y conductas de la sociedad donde vive ese niño o niña que nace dentro de una determinada cultura y la construcción de una identidad personal.
Teorías del Desarrollo Humano
Teoría Psicosexual. Sigmund Freud (1856-1939): éste autor destacó la importancia de los años de la infancia en la formación del aparato psíquico y de la personalidad. Enfatizó la significación de la sexualidad en la vida del hombre, así como la existencia de una sexualidad infantil. Planteó las etapas del desarrollo psicosexual, tomando en cuenta el desarrollo psicológico del individuo y las soluciones a los conflictos que caracterizan cada momento de su vida.
Teoría Psicosocial. Erick Erickson (1902-1994): describe el desarrollo emocional del individuo partiendo de la teoría psicoanalítica de Freud. Este estudioso dio mucha importancia a los factores sociales y culturales como determinantes del desarrollo de la personalidad, la cual es concebida como resultado de un proceso dinámico y continuo, con énfasis en el rol de la interacción entre la persona, sus otros significativos y su contexto socio-cultural. Formuló una teoría de desarrollo del “yo” que abarca todo el ciclo vital, con una clasificación de ocho etapas; cada etapa plantea una tarea que podría cumplirse con un logro o con un fracaso y describe las consecuencias de la resolución o no de éstos conflictos.
Teoría Cognitiva. Jean Piaget (1896-1980): Este investigador plantea que hay problemas que los niños son incapaces de resolver en ciertas etapas de su desarrollo. Por lo tanto la resolución de problemas depende del desarrollo de ciertas estructuras cognitivas. A medida que el niño se desarrolla, la mente pasa por fases reorganizativas y luego asciende a un nivel superior de funcionamiento psicológico. Manifiesta que el niño es constructivista y que construye la realidad a partir de las relaciones entre acciones y objetos. El niño construye esquemas, que son modelos de acción implicados en la adquisición y estructuración del conocimiento.
Desarrollo Social y Personalidad
En el desarrollo de la personalidad de un ser humano es de vital importancia la vivencia de las emociones y de los afectos desde temprana edad, aspectos que se encuentran en estrecha relación con el proceso de socialización del niño.
La afectividad se relaciona con las emociones que ocurren tanto en la mente como en el cuerpo, y que se expresa a través del comportamiento.
Las emociones juegan un papel muy importante en el desarrollo. La capacidad de controlar los estados emocionales se debe ir desarrollando como las demás funciones. Cuando un acontecimiento altera emocionalmente a un niño constituye un factor estresante y deben ir aprendiendo estrategias (mecanismos de defensa) para hacerle frente a los factores estresantes con los que se van a encontrar a lo largo de toda su vida.
Se denomina temperamento a los rasgos constitucionales individuales, que son característicos de cada persona y que hacen que tengamos conductas que nos diferencian.
El temperamento del bebé se refiere a una serie de disposiciones individuales biológicamente determinadas que son relativamente consistentes a lo largo del tiempo (Rothbart y Bates, 1998).
El temperamento en el bebé guarda relación con las diferencias individuales estables en cuanto a la cualidad e intensidad de las reacciones emocionales, nivel de actividad, atención y auto-regulación emocional.
Hay niños con temperamentos difíciles que en general son difíciles de educar por tener un humor negativo, pobre adaptación y ser muy reactivos.
Los tipos temperamentales suelen ser estables en el tiempo, es decir que no varían mucho. También se han descrito niños con temperamento de humor positivo (afectuosos), poco temerosos. Kagan (1997) describió dos tipos de temperamentos: los muy reactivos y los poco reactivos. Los muy reactivos presentan una reactividad mayor del sistema simpático.
Tipos de Temperamento en el bebé
1. Bebé “difícil”: presenta ciclos irregulares de alimentación, sueño y evacuación; expresa respuesta negativa ante situaciones desconocidas; llora y hace rabietas cuando algo no cumple sus expectativas.
2. Bebé “fácil”: tiene patrones regulares de alimentación, sueño y evacuación; presenta respuesta positiva ante situaciones novedosas y acepta las frustraciones sin hacer demasiado escándalo; se observa buen humor y sonríe con frecuencia.
3. Bebé “de reacción lenta”: presenta respuestas negativas o de intensidad media ante situaciones nuevas; sin embargo, si las  situaciones novedosas son frecuentes, el bebé puede ir adaptándose a ellas.
Desarrollo Social y Emocional
El vínculo afectivo es una forma de interacción social  que fomenta el desarrollo cognoscitivo del infante (evolución de sus actividades mentales: atender, percibir, aprender, pensar y recordar).
En el proceso de socialización el niño aprende comportamientos y actitudes apropiados a su familia y cultura. Su mundo social se amplía.
En el proceso de crecimiento del niño, el desarrollo social es el resultado de las influencias constantes y cambiantes a lo largo de los sucesivos años de vida.
Cuando observamos los juegos espontáneos de los niños, podemos evidenciar las diferencias individuales en cuanto a características, conducta y motivaciones de cada uno de ellos.
Algunos niños son muy activos, extrovertidos, independientes, curiosos; otros, por el contrario, son pasivos, dependientes, tímidos.
Los niños muy pequeños no son capaces de auto-regular sus estados emocionales y necesitan de sus cuidadores para controlarse, pero a medida que crecen van adquiriendo estrategias de control emocional
El desarrollo emocional se encuentra íntimamente relacionado con el social. El progreso en la evolución emocional permite desarrollar la capacidad de relacionarse con los demás y de participar activamente de estas relaciones.
El desarrollo emocional y motivacional es producto del incremento de la capacidad cognitiva y de la experiencia social, cuya evolución progresiva permite al niño diferenciar los estados emocionales de manera más específica y distinguir las situaciones que generan las emociones.
Entre los 3-4 años la comprensión de las emociones es poco específica y está determinada por la regularidad de las experiencias cotidianas, es decir, el niño responde con determinadas emociones ante determinadas situaciones, por ejemplo, hace una rabieta cuando le quitan un juguete.
Entre los 5-6 años el niño presenta mayor eficacia en la comprensión de las emociones y comienza a dominar estrategias para controlar sus propias emociones. También tiene más habilidad para ocultar las emociones estimulados por control externo (padres, maestros).
Los niños mayores de 6 años empiezan a ser capaces de ocultar sus emociones. Comprenden que cambiar la expresión no cambia el estado emocional interno, por eso comienzan a aplicar estrategias cognitivas para tratar de cambiar el estado interno (por ejemplo, cuando el niño tiene una frustración porque no se le compró un juguete, en vez de llorar, ya puede imaginar tenerlo a futuro, a cambio de portarse bien y para ello realiza negociaciones con sus padres con el fin de lograr éste objetivo).
El vínculo de Apego
Los   bebés   dependen  de  los  adultos  para satisfacer sus necesidades básicas, de contacto humano y afecto. Establecen apego con los padres o con quienes los cuidan.
En el campo del desarrollo infantil, el apego se refiere a un vínculo específico y especial que se forma entre madre-infante o cuidador - infante.
Durante los primeros tres años de vida, el cerebro desarrolla un 90% de su tamaño adulto y coloca en su lugar la mayor parte de los sistemas y estructuras que serán responsables de todo el funcionamiento emocional, conductual, social y fisiológico para el resto de la vida. Los primeros meses de vida  son cruciales para el establecimiento del apego.
El vínculo de apego tiene varios elementos claves:
1) Es una relación emocional perdurable con una persona en específico.
2) Dicha relación produce seguridad, sosiego, consuelo, agrado y placer.
3) La amenaza de pérdida de la persona, evoca una intensa ansiedad. Los investigadores de la conducta infantil entienden como apego la relación madre - infante, describiendo que esta relación ofrece el andamiaje funcional para todas las relaciones subsecuentes que el niño desarrollará en su vida.
Una relación sólida y saludable con la madre o cuidador, se asocia con una alta probabilidad de crear relaciones saludables con otros, mientras que un pobre apego parece estar asociado con problemas emocionales y conductuales a lo largo de la vida.
Teorías del apego
La preocupación por la relación temprana del niño con su madre fue uno de los temas centrales de muchos investigadores.
René Spitz, (1935) psicoanalista, comenzó sus trabajos observando el desarrollo de niños abandonados por sus madres que llegaban a centros de huérfanos.
John Bowlby desde 1951 realizó estudios sobre el desarrollo infantil. En 1968, define la conducta de apego como cualquier forma de comportamiento que hace que una persona alcance o conserve proximidad con respecto a otro individuo diferenciado y preferido.
Generalmente el apego tiene lugar en los primeros 8 a 36 meses de edad.
Tipos de Apego
Se definieron tres patrones importantes de apego y las condiciones familiares que los promueven, existiendo: el estilo seguro, el ansioso y el evasivo.
Los niños con estilos de apego seguro, son capaces de usar a sus cuidadores como una base de seguridad cuando están angustiados.
Sus cuidadores  son sensibles a sus necesidades. Confían que sus figuras de apego estarán en momentos de dificultad.
 Durante su crecimiento sus relaciones interpersonales son cálidas, estables, tienden a ser más positivas e integradas; son personas más persistentes, cooperativas, sociables y buscan ayuda cuando la necesitan.
 Los niños con estilos de apego ansioso, responden a la separación con angustia intensa y mezclan comportamientos de apego con expresiones de protesta, enojo y resistencia. Debido a la inconsistencia en las habilidades emocionales de sus cuidadores, estos niños no tienen expectativas de confianza respecto al acceso y respuesta de sus cuidadores.
 Durante su crecimiento, en sus relaciones interpersonales se evidencia que confían menos en los demás, tienen menos confianza en sí mismos, y son menos propensos a buscar ayuda cuando la necesitan.
 Los niños con estilos de apego evasivo, exhiben un aparente desinterés y desapego a la presencia de sus cuidadores durante períodos de angustia.
 Durante su crecimiento, en sus relaciones interpersonales, tienen poca confianza en que serán ayudados, presentan inseguridad hacia los demás, miedo a la intimidad y prefieren mantenerse distanciados de los otros; se observan menos persistentes, menos entusiastas, expresan más enfado y frustración; son más propensos a ser “explotados” por sus amigos o compañeros de clases.
Las experiencias que forman vínculo
El acto de poner el bebé al hombro o cargarlo, mecerlo, cantarle, alimentarlo, mirarlo detenidamente, besarlo y otras conductas nutrientes asociadas al cuidado de infantes y niños pequeños, son experiencias de vinculación.
Los científicos consideran que el factor más importante en la creación del apego, es el contacto físico positivo (por ejemplo: abrazar, besar, mecer, etc.), estas actividades causan respuestas neuroquímicas específicas en el cerebro que llevan a la organización normal de los sistemas cerebrales responsables del apego.
Miedo a los extraños
Ante un peligro, es casi seguro que el sujeto buscará la proximidad de algún conocido en quien confía (Bowlby, 1969; 1998).
En cuanto al miedo a los extraños, la secuencia se encuentra marcada en el siguiente orden:
-   Los primeros días de vida, el bebé no discrimina entre personas familiares y no familiares. Reacciona de forma similar ante unos y otros.
- Posteriormente, puede ser  audaz: ante la presentación de objetos novedosos desencadenan respuestas de interés sin temor.
- 3 y 6 meses: reacción positiva ante personas desconocidas, pero comienza la diferenciación en la interacción con las personas conocidas y no conocidas.
-  6 y 8 meses: cauto e inhibido ante la persona extraña.
- Entre los 8 - 9 meses: miedo a los extraños
- Entre los 9 - 12 meses: aumento en la intensidad conductual del miedo a los desconocidos
-  A los 24 meses: máximo de intensidad del miedo.
Separaciones durante la infancia
Durante la infancia, se producen las separaciones forzadas por diversas circunstancias:
Escolarización.
Hospitalización.
Divorcio.
Muerte.
Escolaridad .- Investigadores sostienen que los niños deben percibir su ambiente como seguro para tener éxito y cubrir las demandas académicas de la escuela.
La Hospitalización.-  Puede causar reacciones inmediatas en el mismo momento de la separación (gritos, llanto, negación a quedarse) o bien después de la experiencia se presentará conductas tales como regresión, actitudes de rechazo a los padres, alteraciones del sueño o alimenticias, etc.
Divorcio.- En los niños pequeños puede ser vivida con ansiedad de separación, mostrada con protestas, llanto, búsquedas, enfado, llamando a su madre o padre y otras respuestas de activación fisiológica.
Muerte.- Las reacciones de duelo que se observa a menudo en la niñez muestran muchos de los rasgos que constituyen el sello característico del duelo del adulto.
Comprensión de las emociones de las demás personas
El conocimiento y comprensión de las demás personas implica que el niño (generalmente a partir de los 7 años) logre:
-La adopción de perspectivas, es decir, la capacidad de situarse en el punto de vista de otras personas.
-La representación de los procesos mentales de otras personas: “…mi papá debe estar pensando…”.
-La comprensión de las emociones de los demás.
-La empatía: compartir el estado emocional de otras personas.
Socialización y la Familia
La familia tiene una función eminentemente protectora y socializadora. Dentro de ésta, el niño establecerá nexos con el mundo exterior, solidificándose según las relaciones entre los miembros de la familia.
Importancia de la familia
1. Es la institución donde nace la persona.
2. Su influencia se mantiene durante toda la vida.
3. Se establece el vínculo afectivo más importante.
4. Es mediadora de los demás agentes de socialización.
5. Enseña las creencias fundamentales sobre el sentido de la vida.
6. La Psicología Evolutiva confirma la importancia de la familia en el desarrollo afectivo y social.
Otras circunstancias implícitas en el desarrollo infantil que involucran a la familia
-Relaciones entre hermanos: los hermanos son figuras socializadoras muy significativas, y son determinadas por la edad, el género, el orden de nacimiento, el número de hermanos, el comportamiento de los padres, entre otros.
-Relaciones padre – madre: calidad de la relación de pareja.
-Relaciones familia – otras instituciones sociales (por ejemplo, la escuela, la iglesia, etcétera).
El conocimiento del mundo social a partir de la familia
El conocimiento del mundo social implica:
- el conocimiento de las personas (padres, hermanos, amigos, etc.).
-el conocimiento de las relaciones que se establecen entre las personas (familia en sentido extendido, compañeros de estudios, de deportes, de trabajo de los padres, etc.).
-el conocimiento de los sistemas sociales: elaboración de ideas y conocimientos acerca de la sociedad y su organización, tales como, nociones económicas y nociones de diversidad social.
Modelo tradicional de socialización familiar
Sostiene que en el proceso de educar a los hijos, los padres emplean ciertos estilos de interacción que van a condicionar la relación padres-hijos y sus consecuencias sobre la conducta y la personalidad de los hijos.
El estilo de apego de los hijos depende de dos rasgos de la conducta de los padres: la disponibilidad y la sensibilidad.
Estilos educativos familiares
Todos los intentos por explicar los estilos de educación familiar convergen en las siguientes variables fundamentales:
-La forma de ofrecer el afecto y la comunicación.
-La forma de controlar y dirigir el comportamiento infantil.
-La organización y coherencia de las dos variables anteriores.
Dimensiones que caracterizan las  prácticas educativas de los padres
CONTROL Y EXIGENCIAS
-Existencia o no de normas y disciplina;
- Grado de exigencia a los hijos.
 AFECTO Y COMUNICACIÓN
-Grado de apoyo y afecto explícito a los hijos;
-Mayor o menor comunicación padres-hijos.
Nivel de estilos educativos familiares
Control y Exigencias
ALTO: Existencia de normas y disciplina; control y restricciones de conductas; exigencias elevadas.
BAJO: Ausencia de control y disciplina; ausencia de retos y escasas exigencias.
Afecto y Comunicación
ALTO: Afecto y apoyo explícito; aceptación e interés por las cosas del niño; sensibilidad ante sus necesidades.
BAJO: Afecto controlado, no explícito; distanciamiento; frialdad en las relaciones; hostilidad o/y rechazo.
Tipos de estilos educativos familiares:
Democrático:
Valores altos de afecto y comunicación.
Exigencias y control altos.
Autoritario:
Niveles bajos en la expresión del afecto.
Normas claras y exigentes.
Permisivo:
Valores altos de comunicación y afecto.
Valores bajos de exigencia.
Indiferente:
Expresión de afecto mínima.
Bajo nivel de control, disciplina y exigencia.
Desarrollo de las relaciones de amistad en los niños
Son relaciones voluntarias basadas en la reciprocidad y el gusto por estar juntos.
La elección de los amigos: desde la edad preescolar se observa semejanza y afinidad de niños con niños y niñas con niñas, con predominio de relaciones en dúo o pareja, en función de la preferencia por ciertas actividades o juegos.
Evolución de las relaciones de amistad: a mayor edad, más estabilidad, reciprocidad y complicidad.
Diferencias de género: a mayor edad es más frecuente las relaciones entre género (hembras con varones), principalmente se observa en mayor medida a partir de la adolescencia.
Entre los 3-5 años: “amigo es el que está cerca y juega conmigo”.
Entre los 6-8 años: “amigos son los que prestan cosas y nos ayudan”.
A partir de los 8 años en adelante: amistad como reciprocidad, confianza y afecto.
Desarrollo de Esquemas de Género
El género es uno de los rasgos más explícitos de la persona.
Se entiende por esquemas de género aquellas normas cognoscitivas (incluidos los estereotipos  sociales) relativas a las conductas y actitudes que se enseña son apropiadas para cada uno de los sexos en una determinada cultura en la cual se ha desarrollado un niño o una niña.
El niño aprende a identificarse como miembro de uno u otro género a partir de los 2 ½ años aproximadamente.
Entre los 3-5 años el niño interpreta que el género tiende a permanecer estable porque depende de rasgos externos (por ejemplo el cabello largo o corto o el tipo de prendas de vestir).
Entre los 6-7 años el niño entiende que el género es constante, que es un rasgo invariable, que no cambia aunque cambie el aspecto externo de las personas, no cambia con el tiempo ni con las situaciones.
Desarrollo del Juego Infantil
El Juego Infantil es una actividad voluntaria, de motivación intrínseca, que produce placer.
Observando a los niños podemos comprobar que, a medida que crecen, juegan de manera diferente. Se evidencia así que hay una evolución del juego a través del desarrollo infantil.
Jean Piaget (1896-1980) realizó una descripción completa de los principales tipos de juegos que van apareciendo cronológicamente en la infancia. Para ello, ha establecido unos estadios evolutivos, en los que predomina, entre otras características, una forma determinada de juego. La secuencia establecida por Piaget es la siguiente:
a) Estadio Sensoriomotor, entre 0 y 2 años: predomina el juego funcional o de ejercicios.
b) Estadio Preoperacional, entre 2 y 7 años: predomina el juego simbólico.
c) Estadio de las operaciones concretas, entre 7 y 12 años: predomina el juego de reglas.
Además, Piaget describe cómo simultáneamente a los demás tipos de juego, va apareciendo el llamado juego de construcción, aproximadamente a partir del primer año de vida. Este tipo de juego va evolucionando a lo largo de los años y se mantiene al servicio del juego predominante en cada estadio. Conviene tener en cuenta las siguientes precisiones:
1. Una vez que aparece un nuevo tipo de juego no desaparecen los tipos anteriores. Al contrario, el juego anterior avanza, se perfecciona y normalmente pasa a estar al servicio del juego posterior. Por ejemplo, imaginemos a unos niños subidos en un tobogán haciendo como si viajaran en un barco. Sabemos que éste juego es simbólico, pero se desarrolla haciendo uso de acciones propias del juego funcional, como trepar, saltar, balancearse, deslizarse.
2. La secuencia de aparición de los tipos de juegos es invariable, en todos los niños sigue el mismo orden, pero varía la edad de inicio. A partir de los 4 o 5 años empieza el uso de reglas. Por ejemplo, imaginemos que algunos niños hacen como si fueran una familia. A éstas edades repartirán papeles o roles y establecerán un guión que tendrán que respetar todos los participantes para que fluya el juego. Este respeto es una regla tácita del juego.
El juego funcional o de ejercicios
Los juegos de ejercicio, propios del estadio sensoriomotor, y por lo tanto de los primeros dos años de vida, son aquellos que consisten en repetir una y otra vez una acción por el puro placer de obtener el resultado inmediato. Estas acciones se pueden realizar tanto con objetos como sin ellos:
1. Arrastrarse, gatear, caminar, balancearse, etc., son acciones que se consideran juegos de ejercicio con el propio cuerpo, donde se domina el espacio gracias a los movimientos.
2. Morder, chupar, lanzar, golpear, agitar, son acciones que se consideran juegos de ejercicio con objetos, donde se manipulan y se exploran sensorialmente las cualidades de los objetos.
3. Sonreír, tocar, esconderse, son acciones que se consideran juegos de ejercicio con personas, donde se favorece la interacción social.
El juego simbólico
El juego simbólico, propio del estadio preoperacional, por tanto entre los 2 y los 7 años, es aquel que consiste en simular situaciones, objetos y personajes que no están presentes en el momento del juego. Se considera que existe un juego pre-simbólico antes de los 2 años.
Algunos ejemplos:
Entre los 12 y los 17 meses, el niño realiza gestos asociados con objetos fuera del contexto real en que son usados, como cuando un niño simula tomar agua de un vaso vacío.
Entre los 20 y los 22 meses, el niño realiza acciones simbólicas sobre los muñecos, como cuando una niña da de comer a su muñeca.
Entre los 22 y los 24 meses el niño comienza a representar un rol, por ejemplo, papá o mamá.
Entre los 30 y los 36 meses se observa una secuencia de acciones que se va produciendo sobre la marcha, no está planificada, por ejemplo, el niño juega al médico que va en la ambulancia, ausculta al paciente y le pone la inyección.
Después de los 3 años, el juego gana en tipos de argumentos y en secuencias más amplias y detalladas de acción. Los objetos escogidos para el juego pueden ser sustitutos, por ejemplo, una caja es una cama y un palo es una cucharilla.
A partir de los 4 años, los niños realizan un juego de ficción más complejo, con más personajes y más secuencias de acciones (médico, enfermera, paciente, situación tras una enfermedad o traumatismo, etc.).
El juego de reglas
El uso de las reglas aparece mucho antes de que el niño llegue al período de las operaciones concretas. A partir del uso de esas primeras reglas decididas y utilizadas por los jugadores en el juego simbólico, los niños pueden empezar a realizar otros juegos reglados con la participación o no del adulto. En estos juegos de reglas los jugadores saben antes de iniciar el juego lo que cada uno tiene que hacer. Es el caso de los juegos tradicionales como el escondite o la gallinita ciega, a los que los niños de 4 o 5 años ya pueden empezar a jugar.
De todas formas, existen diferencias entre el juego de reglas que desarrollan los niños más pequeños y el que desarrollan los niños mayores:
a) En el caso de los más pequeños, los niños juegan por su cuenta, sin considerar las acciones de los demás. Ganar solo sirve para volver a empezar el juego.
b) Los niños mayores se organizan para alcanzar la meta teniendo en cuenta las acciones de los otros y tratando de impedirlas o dificultarlas.
La obligatoriedad de estas reglas, a partir de los 6 años, no resulta del acuerdo entre jugadores, sino que tiene un carácter de verdad absoluta. Los niños creen que solo existe una forma de jugar cada juego, la que ellos conocen. Aunque ese conocimiento sea superficial, opinan que no es legal alterar las reglas (es hacer ¨trampa¨).
Se necesita mucha práctica para llegar a descubrir que cada juego se puede jugar de un modo diferente. Tomar conciencia de que las reglas son la formulación explícita de acuerdos sólo es posible a partir de los 11 o 12 años.
El juego de construcción
El juego de construcción aparece alrededor del primer año y se realiza simultáneamente a los demás tipos de juego. Va evolucionando a lo largo de los años, a veces estando al servicio del juego predominante en cada etapa.
Primero los niños agrupan un objeto encima de otro perfeccionando únicamente la acción. Posteriormente, la construcción se hace, a veces, para hacer una forma simbólica (un avión, un garaje para los carros, etc.).
Superados los 6 años, el niño suele construir para ejercitar otras capacidades cognitivas. Al principio las construcciones se realizan individualmente. Cuando son mayores, los niños pueden participar del mismo proyecto común. Las construcciones se hacen tanto en el plano horizontal (carros, trenes) como en el vertical (torres, puentes). La actividad de construcción en sentido vertical precede a la horizontal.
Aportes del juego al desarrollo infantil
El juego estimula y exige diferentes componentes del desarrollo infantil:
Al desarrollo cognitivo: poner en marcha el pensamiento, comprender su entorno.
Al desarrollo social: aprender a poner en marcha la reciprocidad y la empatía.
Al desarrollo emocional: lograr el estado placentero, expresar sentimientos, emociones.
Al desarrollo motor: poner en marcha la motricidad gruesa, motricidad fina, coordinación óculo-manual.
Desarrollo del Juego Infantil
El juego según la madurez social del niño, puede ser:
-Juego solitario: el niño juega sólo, es autónomo.
-Juego de espectador: el niño juega al lado de otro, pero sus actividades son independientes. No interactúan.
-Juego paralelo: el niño juega al lado de otro, y sus juegos aunque independientes, puede presentar un nivel de interacción entre ambos.
-Juego asociativo: los niños comparten algunos materiales y hay un poco de interacción.
-Juego cooperativo: los niños comparten una única actividad, con un objetivo común.
Desarrollo de la Identidad Personal
El conocimiento de sí mismo tiene una dimensión cognitiva (autoconcepto) y una dimensión valorativa (autoestima), básico para la estructuración de la personalidad de un individuo.
El autoconcepto es la construcción activa y progresiva ligada a las experiencias sociales: “cómo me veo a mí mismo”.
En la niñez entre los 6 y los 10 años, el niño se forja imágenes cada vez más estables de su persona y su autoconcepto se vuelve más realista.
Desarrollo Moral
La conducta moral se estructura de la combinación de mecanismos cognitivos y de socialización. Un acto es valorado en función de su grado de conformidad con las normas de la sociedad a la cual pertenezca un individuo.
El concepto de justicia, sobre el que se asienta toda la estructura esencial de la moralidad, cambia y se desarrolla con el tiempo, a medida que el niño interactúa con el entorno.
Distintas explicaciones teóricas sobre el desarrollo moral:
Psicoanálisis: los niños pequeños son amorales hasta que aparece el súper-yo.
Teorías del aprendizaje: el desarrollo moral es un proceso de interiorización mediante procesos de reforzamiento e imitación.
Piaget: el desarrollo moral es una consecuencia del pensamiento lógico.
Vygotski: el desarrollo moral como construcción sociocultural.
Evolución de las Conductas prosociales
Las conductas prosociales son actos voluntarios que buscan el beneficio de otros: ayudar, compartir, consolar, proteger.
Desde antes de los 2 años es posible observar ciertas conductas prosociales de ayuda, consuelo, etc.
En los años preescolares, las conductas prosociales se dan con personas y en situaciones familiares.
En general, a mayor edad se observa un aumento de las conductas prosociales, generalizándose a situaciones y personas no familiares, y a situaciones que impliquen mayor sacrificio personal. Estos progresos se logran por  influencias tanto cognitivas como sociales.
Evolución de las conductas agresivas
Entre los 2 y 4 años son muy frecuentes las rabietas, que disminuyen significativamente de manera progresiva.
A partir de los 3-4 años aumentan las conductas agresivas como “respuesta” a ataques o agresiones.
Con la progresión de edad se observa tanto agresividad en las relaciones verticales (hacia niños más pequeños) como en las relaciones horizontales (hacia otros niños de su misma edad o tamaño).
Bibliografía
www.medicinapsicologica.blogspot.com
Berk, Laura (2009). Desarrollo Infantil. Nueva York: Editorial Pearson.
Craig, Grace (2009). Desarrollo Psicológico. Nueva York: Editorial Prentice-Hall.
Morris; Charles (2009). Psicología. Nueva York: Editorial Pearson.
Pinel, John (2007). Biopsicología. Madrid: Editorial Pearson.

Santrock, John (2007). Psicología del Desarrollo. Nueva York: Editorial McGrawHill.

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