DESARROLLO
SOCIAL INFANTIL
Desarrollo Social: enfoca el estudio del proceso de socialización, mediante el cual se aceptan las normas y reglas.
Desarrollo Social: enfoca el estudio del proceso de socialización, mediante el cual se aceptan las normas y reglas.
Por
socialización se entiende el aprendizaje
de los modos de conducta aceptados y aprobados por el medio sociocultural en
que fue criado el individuo.
Desarrollo Afectivo y Social
El desarrollo afectivo y social es la
dimensión evolutiva que se refiere a la incorporación de cada niño y niña que
nace a la sociedad donde vive.
El
desarrollo afectivo y social supone un proceso de socialización que incluye la formación
de vínculos afectivos; la adquisición de valores, normas y conocimientos
sociales; el aprendizaje de costumbres, roles y conductas de la sociedad donde
vive ese niño o niña que nace dentro de una determinada cultura y la
construcción de una identidad personal.
Teorías
del Desarrollo Humano
Teoría Psicosexual. Sigmund Freud (1856-1939): éste autor destacó la importancia de los años
de la infancia en la formación del aparato psíquico y de la personalidad.
Enfatizó la significación de la sexualidad en la vida del hombre, así como la
existencia de una sexualidad infantil. Planteó las etapas del desarrollo
psicosexual, tomando en cuenta el desarrollo psicológico
del individuo y las soluciones a los conflictos que caracterizan cada momento
de su vida.
Teoría
Psicosocial.
Erick Erickson (1902-1994): describe el desarrollo emocional del individuo
partiendo de la teoría psicoanalítica de Freud. Este estudioso dio mucha importancia a los
factores sociales y culturales como determinantes del desarrollo de la
personalidad, la cual es concebida como resultado de un proceso dinámico y
continuo, con énfasis en el rol de la interacción entre la persona, sus otros
significativos y su contexto socio-cultural. Formuló una teoría de desarrollo
del “yo” que abarca todo el ciclo vital, con una clasificación de ocho etapas;
cada etapa plantea una tarea que podría cumplirse con un logro o con un fracaso
y describe las consecuencias de la resolución o no de
éstos conflictos.
Teoría
Cognitiva.
Jean Piaget (1896-1980): Este investigador plantea que hay problemas que los niños son
incapaces de resolver en ciertas etapas de su desarrollo. Por lo tanto la
resolución de problemas depende del desarrollo de ciertas estructuras
cognitivas. A medida que el niño se desarrolla, la mente pasa por fases
reorganizativas y luego asciende a un nivel superior de funcionamiento
psicológico. Manifiesta que el niño es constructivista y que construye la
realidad a partir de las relaciones entre acciones y objetos. El niño construye
esquemas, que son modelos de acción implicados en la adquisición y
estructuración del conocimiento.
Desarrollo Social y Personalidad
En el
desarrollo de la personalidad de un ser humano es de vital importancia la vivencia
de las emociones y de los afectos desde temprana edad, aspectos que se
encuentran en estrecha relación con el proceso de socialización del niño.
La
afectividad se relaciona con las emociones que ocurren tanto en la mente como
en el cuerpo, y que se expresa a través del comportamiento.
Las emociones juegan
un papel muy importante en el desarrollo. La capacidad de controlar los estados
emocionales se debe ir desarrollando como las demás funciones. Cuando un
acontecimiento altera emocionalmente a un niño constituye un factor estresante
y deben ir aprendiendo estrategias (mecanismos de defensa) para hacerle frente
a los factores estresantes con los que se van a encontrar a lo largo de toda su
vida.
Se denomina
temperamento a los rasgos constitucionales individuales, que son característicos
de cada persona y que hacen que tengamos conductas que nos diferencian.
El temperamento del bebé se refiere a una serie de disposiciones individuales biológicamente determinadas que son relativamente consistentes a lo largo del tiempo (Rothbart y Bates, 1998).
El temperamento del bebé se refiere a una serie de disposiciones individuales biológicamente determinadas que son relativamente consistentes a lo largo del tiempo (Rothbart y Bates, 1998).
El temperamento en el bebé guarda relación con
las diferencias individuales estables en cuanto a la cualidad e intensidad de
las reacciones emocionales, nivel de actividad, atención y auto-regulación
emocional.
Hay niños con
temperamentos difíciles que en general son difíciles de educar por tener un
humor negativo, pobre adaptación y ser muy reactivos.
Los tipos
temperamentales suelen ser estables en el tiempo, es decir que no varían mucho.
También se han descrito niños con temperamento de humor positivo (afectuosos),
poco temerosos. Kagan (1997) describió dos tipos de temperamentos: los muy
reactivos y los poco reactivos. Los muy reactivos presentan una reactividad
mayor del sistema simpático.
Tipos
de Temperamento en el bebé
1. Bebé “difícil”: presenta ciclos
irregulares de alimentación, sueño y evacuación; expresa respuesta negativa
ante situaciones desconocidas; llora y hace rabietas cuando algo no cumple sus
expectativas.
2. Bebé “fácil”: tiene patrones
regulares de alimentación, sueño y evacuación; presenta respuesta positiva ante
situaciones novedosas y acepta las frustraciones sin hacer demasiado escándalo;
se observa buen humor y sonríe con frecuencia.
3. Bebé “de reacción lenta”:
presenta respuestas negativas o de intensidad media ante situaciones nuevas;
sin embargo, si las situaciones
novedosas son frecuentes, el bebé puede ir adaptándose a ellas.
Desarrollo Social y Emocional
El
vínculo afectivo es una forma de interacción social que fomenta el desarrollo cognoscitivo del
infante (evolución de sus actividades mentales: atender, percibir, aprender,
pensar y recordar).
En el proceso de socialización el niño aprende
comportamientos y actitudes apropiados a su familia y cultura. Su mundo social
se amplía.
En el proceso de crecimiento del niño, el
desarrollo social es el resultado de las influencias constantes y cambiantes a
lo largo de los sucesivos años de vida.
Cuando
observamos los juegos espontáneos de los niños, podemos evidenciar las
diferencias individuales en cuanto a características, conducta y motivaciones
de cada uno de ellos.
Algunos
niños son muy activos, extrovertidos, independientes, curiosos; otros, por el
contrario, son pasivos, dependientes, tímidos.
Los niños muy pequeños
no son capaces de auto-regular sus estados emocionales y necesitan de sus
cuidadores para controlarse, pero a medida que crecen van adquiriendo
estrategias de control emocional
El desarrollo
emocional se encuentra íntimamente relacionado con el social. El progreso en la
evolución emocional permite desarrollar la capacidad de relacionarse con los
demás y de participar activamente de estas relaciones.
El desarrollo
emocional y motivacional es producto del incremento de la capacidad cognitiva y
de la experiencia social, cuya evolución progresiva permite al niño diferenciar
los estados emocionales de manera más específica y distinguir las situaciones
que generan las emociones.
Entre
los 3-4 años la comprensión de las emociones es poco específica y está determinada
por la regularidad de las experiencias cotidianas, es decir, el niño responde
con determinadas emociones ante determinadas situaciones, por ejemplo, hace una
rabieta cuando le quitan un juguete.
Entre
los 5-6 años el niño presenta mayor eficacia en la comprensión de las emociones
y comienza a dominar estrategias para controlar sus propias emociones. También
tiene más habilidad para ocultar las emociones estimulados por control externo
(padres, maestros).
Los niños mayores de 6
años empiezan a ser capaces de ocultar sus emociones. Comprenden que cambiar la
expresión no cambia el estado emocional interno, por eso comienzan a aplicar
estrategias cognitivas para tratar de cambiar el estado interno (por ejemplo,
cuando el niño tiene una frustración porque no se le compró un juguete, en vez
de llorar, ya puede imaginar tenerlo a futuro, a cambio de portarse bien y para
ello realiza negociaciones con sus padres con el fin de lograr éste objetivo).
El vínculo de Apego
Los
bebés dependen de
los adultos para satisfacer sus necesidades básicas, de contacto
humano y afecto. Establecen apego con los padres o con quienes los cuidan.
En el campo del desarrollo infantil, el apego
se refiere a un vínculo específico y especial que se forma entre madre-infante
o cuidador - infante.
Durante los primeros tres años de vida, el
cerebro desarrolla un 90% de su tamaño adulto y coloca en su lugar la mayor
parte de los sistemas y estructuras que serán responsables de todo el
funcionamiento emocional, conductual, social y fisiológico para el resto de la
vida. Los primeros meses de vida son
cruciales para el establecimiento del apego.
El vínculo de apego tiene varios elementos
claves:
1) Es una relación emocional perdurable con una persona en específico.
2) Dicha relación produce seguridad, sosiego,
consuelo, agrado y placer.
3) La amenaza de pérdida de la persona, evoca
una intensa ansiedad. Los investigadores de la conducta infantil entienden como
apego la relación madre - infante, describiendo que esta relación ofrece el
andamiaje funcional para todas las relaciones subsecuentes que el niño
desarrollará en su vida.
Una relación sólida y saludable con la madre o
cuidador, se asocia con una alta probabilidad de crear relaciones saludables
con otros, mientras que un pobre apego parece estar asociado con problemas emocionales
y conductuales a lo largo de la vida.
Teorías
del apego
La preocupación por la relación temprana del
niño con su madre fue uno de los temas centrales de muchos investigadores.
René Spitz, (1935) psicoanalista, comenzó sus
trabajos observando el desarrollo de niños abandonados por sus madres que
llegaban a centros de huérfanos.
John Bowlby desde 1951 realizó estudios sobre
el desarrollo infantil. En 1968, define la conducta de apego como cualquier
forma de comportamiento que hace que una persona alcance o conserve proximidad
con respecto a otro individuo diferenciado y preferido.
Generalmente el apego tiene lugar en los
primeros 8 a 36 meses de edad.
Tipos de Apego
Se definieron tres patrones importantes de
apego y las condiciones familiares que los promueven, existiendo: el estilo
seguro, el ansioso y el evasivo.
Los niños con estilos de apego seguro, son
capaces de usar a sus cuidadores como una base de seguridad cuando están
angustiados.
Sus cuidadores
son sensibles a sus necesidades. Confían que sus figuras de apego estarán
en momentos de dificultad.
Durante
su crecimiento sus relaciones interpersonales son cálidas, estables, tienden a ser
más positivas e integradas; son personas más persistentes, cooperativas,
sociables y buscan ayuda cuando la necesitan.
Los
niños con estilos de apego ansioso, responden a la separación con angustia
intensa y mezclan comportamientos de apego con expresiones de protesta, enojo y
resistencia. Debido a la inconsistencia en las habilidades emocionales de sus
cuidadores, estos niños no tienen expectativas de confianza respecto al acceso
y respuesta de sus cuidadores.
Durante
su crecimiento, en sus relaciones interpersonales se evidencia que confían
menos en los demás, tienen menos confianza en sí mismos, y son menos propensos
a buscar ayuda cuando la necesitan.
Los
niños con estilos de apego evasivo, exhiben un aparente desinterés y desapego a
la presencia de sus cuidadores durante períodos de angustia.
Durante
su crecimiento, en sus relaciones interpersonales, tienen poca confianza en que
serán ayudados, presentan inseguridad hacia los demás, miedo a la intimidad y
prefieren mantenerse distanciados de los otros; se observan menos
persistentes, menos entusiastas, expresan más enfado y frustración; son más
propensos a ser “explotados” por sus amigos o compañeros de clases.
Las experiencias que forman vínculo
El acto de poner el bebé al hombro o cargarlo,
mecerlo, cantarle, alimentarlo, mirarlo detenidamente, besarlo y otras
conductas nutrientes asociadas al cuidado de infantes y niños pequeños, son
experiencias de vinculación.
Los científicos consideran que el factor más
importante en la creación del apego, es el contacto físico positivo (por ejemplo:
abrazar, besar, mecer, etc.), estas actividades causan respuestas neuroquímicas
específicas en el cerebro que llevan a la organización normal de los sistemas
cerebrales responsables del apego.
Miedo a los
extraños
Ante un peligro, es casi seguro que el sujeto
buscará la proximidad de algún conocido en quien confía (Bowlby, 1969; 1998).
En cuanto al miedo a los extraños, la
secuencia se encuentra marcada en el siguiente orden:
- Los
primeros días de vida, el bebé no discrimina entre personas familiares y no familiares.
Reacciona de forma similar ante unos y otros.
- Posteriormente, puede ser audaz: ante la presentación de objetos
novedosos desencadenan respuestas de interés sin temor.
- 3 y 6 meses: reacción positiva ante personas
desconocidas, pero comienza la diferenciación en la interacción con las
personas conocidas y no conocidas.
- 6 y 8
meses: cauto e inhibido ante la persona extraña.
- Entre los 8 - 9 meses: miedo a los extraños
- Entre los 9 - 12 meses: aumento en la intensidad
conductual del miedo a los desconocidos
- A los
24 meses: máximo de intensidad del miedo.
Separaciones durante la infancia
Durante la infancia, se producen las
separaciones forzadas por diversas circunstancias:
Escolarización.
Hospitalización.
Divorcio.
Muerte.
Escolaridad .-
Investigadores sostienen que los niños deben percibir su ambiente como seguro
para tener éxito y cubrir las demandas académicas de la escuela.
La Hospitalización.- Puede causar reacciones inmediatas en el
mismo momento de la separación (gritos, llanto, negación a quedarse) o bien
después de la experiencia se presentará conductas tales como regresión,
actitudes de rechazo a los padres, alteraciones del sueño o alimenticias, etc.
Divorcio.- En los
niños pequeños puede ser vivida con ansiedad de separación, mostrada con
protestas, llanto, búsquedas, enfado, llamando a su madre o padre y otras
respuestas de activación fisiológica.
Muerte.- Las
reacciones de duelo que se observa a menudo en la niñez muestran muchos de los
rasgos que constituyen el sello característico del duelo del adulto.
Comprensión de las emociones de las demás
personas
El
conocimiento y comprensión de las demás personas implica que el niño (generalmente
a partir de los 7 años) logre:
-La adopción de perspectivas, es decir, la capacidad de situarse en el
punto de vista de otras personas.
-La representación de los procesos mentales de otras personas: “…mi
papá debe estar pensando…”.
-La comprensión de las emociones de los demás.
-La empatía: compartir el estado emocional de otras personas.
Socialización y la Familia
La familia tiene una función eminentemente
protectora y socializadora. Dentro de ésta, el niño establecerá nexos con el
mundo exterior, solidificándose según las relaciones entre los miembros de la
familia.
Importancia
de la familia
1. Es la institución donde nace la persona.
2. Su influencia se mantiene durante toda la
vida.
3. Se establece el vínculo afectivo más
importante.
4. Es mediadora de los demás agentes de
socialización.
5. Enseña las creencias fundamentales sobre el
sentido de la vida.
6. La Psicología Evolutiva confirma la
importancia de la familia en el desarrollo afectivo y social.
Otras
circunstancias implícitas en el desarrollo infantil que involucran a la familia
-Relaciones entre hermanos: los hermanos son
figuras socializadoras muy significativas, y son determinadas por la edad, el
género, el orden de nacimiento, el número de hermanos, el comportamiento de los
padres, entre otros.
-Relaciones padre – madre: calidad de la
relación de pareja.
-Relaciones familia – otras instituciones
sociales (por ejemplo, la escuela, la iglesia, etcétera).
El conocimiento del mundo social a partir de la
familia
El
conocimiento del mundo social implica:
- el
conocimiento de las personas (padres, hermanos, amigos, etc.).
-el conocimiento de las relaciones que se establecen entre las personas
(familia en sentido extendido, compañeros de estudios, de deportes, de trabajo
de los padres, etc.).
-el
conocimiento de los sistemas sociales: elaboración de ideas y conocimientos
acerca de la sociedad y su organización, tales como, nociones económicas y
nociones de diversidad social.
Modelo
tradicional de socialización familiar
Sostiene que en el proceso de educar a los
hijos, los padres emplean ciertos estilos de interacción que van a condicionar
la relación padres-hijos y sus consecuencias sobre la conducta y la
personalidad de los hijos.
El estilo de apego de los hijos depende de dos
rasgos de la conducta de los padres: la disponibilidad y la sensibilidad.
Estilos
educativos familiares
Todos los intentos por explicar los estilos de
educación familiar convergen en las siguientes variables fundamentales:
-La forma de ofrecer el afecto y la comunicación.
-La forma de controlar y dirigir el
comportamiento infantil.
-La organización y coherencia de las dos
variables anteriores.
Dimensiones que caracterizan
las prácticas educativas de los padres
CONTROL Y EXIGENCIAS
-Existencia
o no de normas y disciplina;
- Grado de exigencia a los hijos.
AFECTO Y COMUNICACIÓN
-Grado
de apoyo y afecto explícito a los hijos;
-Mayor o menor comunicación padres-hijos.
Nivel de estilos educativos
familiares
Control
y Exigencias
ALTO: Existencia de normas y disciplina; control y restricciones de conductas;
exigencias elevadas.
BAJO: Ausencia de
control y disciplina; ausencia de retos y escasas exigencias.
Afecto
y Comunicación
ALTO: Afecto y apoyo explícito; aceptación e
interés por las cosas del niño; sensibilidad ante sus necesidades.
BAJO: Afecto controlado, no explícito;
distanciamiento; frialdad en las relaciones; hostilidad o/y rechazo.
Tipos de estilos educativos
familiares:
Democrático:
Valores
altos de afecto y comunicación.
Exigencias y
control altos.
Autoritario:
Niveles
bajos en la expresión del afecto.
Normas
claras y exigentes.
Permisivo:
Valores
altos de comunicación y afecto.
Valores
bajos de exigencia.
Indiferente:
Expresión de
afecto mínima.
Bajo nivel de control, disciplina y exigencia.
Desarrollo
de las relaciones de amistad en los niños
Son
relaciones voluntarias basadas en la reciprocidad y el gusto por estar juntos.
La
elección de los amigos: desde la edad preescolar se observa semejanza y
afinidad de niños con niños y niñas con niñas, con predominio de relaciones en
dúo o pareja, en función de la preferencia por ciertas actividades o juegos.
Evolución
de las relaciones de amistad: a mayor edad, más estabilidad, reciprocidad y complicidad.
Diferencias
de género: a mayor edad es más frecuente las relaciones entre género (hembras
con varones), principalmente se observa en mayor medida a partir de la
adolescencia.
Entre
los 3-5 años: “amigo es el que está cerca y juega conmigo”.
Entre
los 6-8 años: “amigos son los que prestan cosas y nos ayudan”.
A
partir de los 8 años en adelante: amistad como reciprocidad, confianza y
afecto.
Desarrollo de Esquemas de Género
El
género es uno de los rasgos más explícitos de la persona.
Se
entiende por esquemas de género aquellas normas cognoscitivas (incluidos los estereotipos sociales) relativas a las conductas y
actitudes que se enseña son apropiadas para cada uno de los sexos en una
determinada cultura en la cual se ha desarrollado un niño o una niña.
El niño aprende a
identificarse como miembro de uno u otro género a partir de los 2 ½ años aproximadamente.
Entre
los 3-5 años el niño interpreta que el género tiende a permanecer estable porque
depende de rasgos externos (por ejemplo el cabello largo o corto o el tipo de
prendas de vestir).
Entre
los 6-7 años el niño entiende que el género es constante, que es un rasgo invariable,
que no cambia aunque cambie el aspecto externo de las personas, no cambia con
el tiempo ni con las situaciones.
Desarrollo
del Juego Infantil
El Juego
Infantil es una actividad voluntaria, de motivación intrínseca, que produce placer.
Observando a los niños
podemos comprobar que, a medida que crecen, juegan de manera diferente. Se
evidencia así que hay una evolución del juego a través del desarrollo infantil.
Jean Piaget (1896-1980) realizó una
descripción completa de los principales tipos de juegos que van apareciendo
cronológicamente en la infancia. Para ello, ha establecido unos estadios
evolutivos, en los que predomina, entre otras características, una forma
determinada de juego. La secuencia establecida por Piaget es la siguiente:
a) Estadio
Sensoriomotor, entre 0 y 2 años: predomina el juego funcional o de ejercicios.
b) Estadio
Preoperacional, entre 2 y 7 años: predomina el juego simbólico.
c) Estadio de las
operaciones concretas, entre 7 y 12 años: predomina el juego de reglas.
Además, Piaget
describe cómo simultáneamente a los demás tipos de juego, va apareciendo el
llamado juego de construcción, aproximadamente a partir del primer año de vida.
Este tipo de juego va evolucionando a lo largo de los años y se mantiene al
servicio del juego predominante en cada estadio. Conviene tener en cuenta las
siguientes precisiones:
1. Una vez que aparece
un nuevo tipo de juego no desaparecen los tipos anteriores. Al contrario, el
juego anterior avanza, se perfecciona y normalmente pasa a estar al servicio
del juego posterior. Por ejemplo, imaginemos a unos niños subidos en un tobogán
haciendo como si viajaran en un barco. Sabemos que éste juego es simbólico, pero
se desarrolla haciendo uso de acciones propias del juego funcional, como
trepar, saltar, balancearse, deslizarse.
2. La secuencia de
aparición de los tipos de juegos es invariable, en todos los niños sigue el
mismo orden, pero varía la edad de inicio. A partir de los 4 o 5 años empieza
el uso de reglas. Por ejemplo, imaginemos que algunos niños hacen como si
fueran una familia. A éstas edades repartirán papeles o roles y establecerán un
guión que tendrán que respetar todos los participantes para que fluya el juego.
Este respeto es una regla tácita del juego.
El juego funcional o de ejercicios
Los juegos de
ejercicio, propios del estadio sensoriomotor, y por lo tanto de los primeros
dos años de vida, son aquellos que consisten en repetir una y otra vez una
acción por el puro placer de obtener el resultado inmediato. Estas acciones se
pueden realizar tanto con objetos como sin ellos:
1. Arrastrarse,
gatear, caminar, balancearse, etc., son acciones que se consideran juegos de
ejercicio con el propio cuerpo, donde se domina el espacio gracias a los
movimientos.
2. Morder, chupar,
lanzar, golpear, agitar, son acciones que se consideran juegos de ejercicio con
objetos, donde se manipulan y se exploran sensorialmente las cualidades de los
objetos.
3. Sonreír, tocar,
esconderse, son acciones que se consideran juegos de ejercicio con personas,
donde se favorece la interacción social.
El juego simbólico
El juego simbólico,
propio del estadio preoperacional, por tanto entre los 2 y los 7 años, es aquel
que consiste en simular situaciones, objetos y personajes que no están
presentes en el momento del juego. Se considera que existe un juego
pre-simbólico antes de los 2 años.
Algunos ejemplos:
Entre los 12 y los 17
meses, el niño realiza gestos asociados con objetos fuera del contexto real en
que son usados, como cuando un niño simula tomar agua de un vaso vacío.
Entre los 20 y los 22
meses, el niño realiza acciones simbólicas sobre los muñecos, como cuando una
niña da de comer a su muñeca.
Entre los 22 y los 24
meses el niño comienza a representar un rol, por ejemplo, papá o mamá.
Entre los 30 y los 36
meses se observa una secuencia de acciones que se va produciendo sobre la
marcha, no está planificada, por ejemplo, el niño juega al médico que va en la
ambulancia, ausculta al paciente y le pone la inyección.
Después de los 3 años,
el juego gana en tipos de argumentos y en secuencias más amplias y detalladas
de acción. Los objetos escogidos para el juego pueden ser sustitutos, por
ejemplo, una caja es una cama y un palo es una cucharilla.
A partir de los 4
años, los niños realizan un juego de ficción más complejo, con más personajes y
más secuencias de acciones (médico, enfermera, paciente, situación tras una
enfermedad o traumatismo, etc.).
El juego de reglas
El uso de las reglas
aparece mucho antes de que el niño llegue al período de las operaciones
concretas. A partir del uso de esas primeras reglas decididas y utilizadas por
los jugadores en el juego simbólico, los niños pueden empezar a realizar otros
juegos reglados con la participación o no del adulto. En estos juegos de reglas
los jugadores saben antes de iniciar el juego lo que cada uno tiene que hacer.
Es el caso de los juegos tradicionales como el escondite o la gallinita ciega,
a los que los niños de 4 o 5 años ya pueden empezar a jugar.
De todas formas,
existen diferencias entre el juego de reglas que desarrollan los niños más
pequeños y el que desarrollan los niños mayores:
a) En el caso de los
más pequeños, los niños juegan por su cuenta, sin considerar las acciones de
los demás. Ganar solo sirve para volver a empezar el juego.
b) Los niños mayores
se organizan para alcanzar la meta teniendo en cuenta las acciones de los otros
y tratando de impedirlas o dificultarlas.
La obligatoriedad de
estas reglas, a partir de los 6 años, no resulta del acuerdo entre jugadores,
sino que tiene un carácter de verdad absoluta. Los niños creen que solo existe
una forma de jugar cada juego, la que ellos conocen. Aunque ese conocimiento
sea superficial, opinan que no es legal alterar las reglas (es hacer ¨trampa¨).
Se necesita mucha
práctica para llegar a descubrir que cada juego se puede jugar de un modo
diferente. Tomar conciencia de que las reglas son la formulación explícita de
acuerdos sólo es posible a partir de los 11 o 12 años.
El juego de construcción
El juego de
construcción aparece alrededor del primer año y se realiza simultáneamente a
los demás tipos de juego. Va evolucionando a lo largo de los años, a veces
estando al servicio del juego predominante en cada etapa.
Primero los niños
agrupan un objeto encima de otro perfeccionando únicamente la acción.
Posteriormente, la construcción se hace, a veces, para hacer una forma
simbólica (un avión, un garaje para los carros, etc.).
Superados los 6 años,
el niño suele construir para ejercitar otras capacidades cognitivas. Al
principio las construcciones se realizan individualmente. Cuando son mayores,
los niños pueden participar del mismo proyecto común. Las construcciones se
hacen tanto en el plano horizontal (carros, trenes) como en el vertical
(torres, puentes). La actividad de construcción en sentido vertical precede a
la horizontal.
Aportes del juego al desarrollo infantil
El juego estimula y
exige diferentes componentes del desarrollo infantil:
Al desarrollo
cognitivo: poner en marcha el pensamiento, comprender su entorno.
Al desarrollo social:
aprender a poner en marcha la reciprocidad y la empatía.
Al desarrollo
emocional: lograr el estado placentero, expresar sentimientos, emociones.
Al desarrollo motor:
poner en marcha la motricidad gruesa, motricidad fina, coordinación óculo-manual.
Desarrollo
del Juego Infantil
El
juego según la madurez social del niño, puede ser:
-Juego
solitario: el niño juega sólo, es autónomo.
-Juego de espectador: el niño juega al lado de otro, pero sus
actividades son independientes. No interactúan.
-Juego
paralelo: el niño juega al lado de otro, y sus juegos aunque independientes,
puede presentar un nivel de interacción entre ambos.
-Juego
asociativo: los niños comparten algunos materiales y hay un poco de
interacción.
-Juego cooperativo: los niños comparten una única
actividad, con un objetivo común.
Desarrollo
de la Identidad Personal
El “conocimiento de sí
mismo” tiene una dimensión cognitiva (autoconcepto) y una dimensión
valorativa (autoestima), básico para la estructuración de la personalidad de un
individuo.
El autoconcepto es la construcción activa y
progresiva ligada a las experiencias sociales: “cómo me veo a mí mismo”.
En la niñez entre los 6 y los 10 años, el niño se
forja imágenes cada vez más estables de su persona y su autoconcepto se vuelve
más realista.
Desarrollo Moral
La
conducta moral se estructura de la combinación de mecanismos cognitivos y de socialización.
Un acto es valorado en función de su grado de conformidad con las normas de la
sociedad a la cual pertenezca un individuo.
El
concepto de justicia, sobre el que se asienta toda la estructura esencial de la
moralidad, cambia y se desarrolla con el tiempo, a medida que el niño
interactúa con el entorno.
Distintas explicaciones teóricas
sobre el desarrollo moral:
Psicoanálisis: los niños pequeños son amorales
hasta que aparece el súper-yo.
Teorías
del aprendizaje:
el desarrollo moral es un proceso de interiorización mediante procesos de
reforzamiento e imitación.
Piaget: el desarrollo moral es una
consecuencia del pensamiento lógico.
Vygotski: el desarrollo moral como
construcción sociocultural.
Evolución
de las Conductas prosociales
Las conductas
prosociales son actos voluntarios que buscan el beneficio de otros: ayudar,
compartir, consolar, proteger.
Desde
antes de los 2 años es posible observar ciertas conductas prosociales de ayuda,
consuelo, etc.
En los
años preescolares, las conductas prosociales se dan con personas y en
situaciones familiares.
En
general, a mayor edad se observa un aumento de las conductas prosociales, generalizándose
a situaciones y personas no familiares, y a situaciones que impliquen mayor
sacrificio personal. Estos progresos se logran por influencias tanto cognitivas como sociales.
Evolución
de las conductas agresivas
Entre
los 2 y 4 años son muy frecuentes las rabietas, que disminuyen significativamente
de manera progresiva.
A
partir de los 3-4 años aumentan las conductas agresivas como “respuesta” a
ataques o agresiones.
Con la
progresión de edad se observa tanto agresividad en las relaciones verticales (hacia
niños más pequeños) como en las relaciones horizontales (hacia otros niños de
su misma edad o tamaño).
Bibliografía
www.medicinapsicologica.blogspot.com
Berk, Laura (2009). Desarrollo Infantil.
Nueva York: Editorial Pearson.
Craig, Grace (2009). Desarrollo Psicológico.
Nueva York: Editorial Prentice-Hall.
Morris; Charles (2009). Psicología.
Nueva York: Editorial Pearson.
Pinel, John (2007). Biopsicología.
Madrid: Editorial Pearson.
Santrock, John (2007). Psicología del
Desarrollo. Nueva York: Editorial McGrawHill.
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