jueves, 26 de noviembre de 2009

D U E L O



D U E L O
FISTERRA.com
Autor: Víctor Landa
El duelo humano se define como una reacción adaptativa natural, normal y esperable ante la pérdida de un ser querido.
Suele ser un acontecimiento vital estresante de primera magnitud, que tarde o temprano hemos de afrontar. En la CIE 10 se codifica Z63.4








La enorme variabilidad del duelo depende de:
Las características de la persona en duelo,
 su situación personal y antecedentes,
 “quien” es la persona fallecida para el doliente,
 las causas y circunstancias de su fallecimiento,
 las relaciones y apoyo socio- familiares
 las costumbres sociales, religiosas, etc.
 situación económica, no necesariamente financiera
 servicios de atención sanitaria disponibles
Se puede describir a grandes rasgos la evolución del duelo a lo largo del tiempo: FASES DEL DUELO
 Duelo anticipado (pre-muerte)
 Duelo agudo (muerte y peri-muerte)
 Duelo temprano
 Duelo intermedio
 Duelo tardío
 Duelo latente

Duelo anticipado (pre-muerte):
Es un tiempo caracterizado por el shock inicial ante el diagnóstico y la negación de la muerte próxima, mantenida en mayor o menor grado hasta el final; también por la ansiedad, el miedo y el centrarse en el cuidado del enfermo.
Este período es una oportunidad para prepararse psicológicamente para la pérdida.
Deja profundas huellas en la memoria.
Duelo agudo (muerte y peri-muerte): Son momentos intensísimos y excepcionales, de verdadera catástrofe psicológica, caracterizados por el bloqueo emocional, la parálisis psicológica, y una sensación de aturdimiento e incredulidad ante lo que se está viviendo. Es una situación de auténtica despersonalización.
Duelo temprano: Desde semanas hasta unos tres meses después de la muerte. Es un tiempo de negación, de búsqueda del fallecido, de estallidos de rabia, y de intensas oleadas de dolor y llanto, de profundo sufrimiento. La persona no se da cuenta todavía de la realidad de la muerte
No es raro que el doliente sueñe que el difunto le da mensajes o incluso lo vea o lo oiga. Son fenómenos completamente normales, similares al fenómeno del “miembro fantasma”
Duelo intermedio: Desde meses hasta años después de la muerte. Es un tiempo a caballo entre el duelo temprano y el tardío, en el que no se tiene la protección de la negación del principio, ni el alivio del paso de los años.

Es un periodo de tormentas emocionales y vivencias contradictorias, de búsqueda, presencias, culpas y autorreproches,... donde continúan las punzadas de dolor intenso que llegan en oleadas.
Percibiendo progresivamente la realidad de la pérdida, apareciendo múltiples duelos cíclicos en el primer año (aniversarios, fiestas, vacaciones...) y la pérdida de los roles desarrollados por el difunto. También un tiempo de soledad y aislamiento, de pensamientos obsesivos,... Se va descubriendo la necesidad de descartar patrones de conducta previos que no sirven (cambio de estatus social) y se establecen unos nuevos que tengan en cuenta la situación actual de pérdida.
Este proceso es tan penoso como decisivo, ya que significa renunciar definitivamente a toda esperanza de recuperar a la persona perdida.
Finalmente los períodos de normalidad son cada vez mayores. Se reanuda la actividad social y se disfruta cada vez más de situaciones que antes eran gratas, sin experimentar sentimientos de culpa.
El recuerdo es cada vez menos doloroso y se asume el seguir viviendo.
Varios autores sitúan en el sexto mes el comienzo de la recuperación, pero este período puede durar entre uno y cuatro años.
Duelo tardío: Transcurridos entre 1 y 4 años, el doliente puede haber establecido un nuevo modo de vida, basado en nuevos patrones de pensamiento, sentimiento y conducta que puede ser tan grato como antes, pero sentimientos como el de soledad, pueden permanecer para siempre, aunque ya no son tan invalidantes como al principio. Se empieza a vivir pensando en el futuro, no en el pasado.
Duelo latente (con el tiempo...) A pesar de todo, nada vuelve a ser como antes, no se recobra la mente preduelo, aunque sí parece llegarse, con el tiempo, a un duelo latente, más suave y menos doloroso, que se puede reactivar en cualquier momento ante estímulos que recuerden...

Predictores de malos resultados o de dificultades en la elaboración del duelo
1. Muertes repentinas o inesperadas; circunstancias traumáticas de la muerte (suicidio, asesinato).
2. Pérdidas múltiples o pérdidas inciertas (no aparece el cadáver).
3. Muerte de un niño o adolescente.
4. Muerte tras una larga enfermedad agónica
5. Doliente demasiado dependiente; relación ambivalente o conflictiva con el fallecido.
6. Historia previa de duelos difíciles
7. Vivir sólo; poco apoyo sociofamiliar real o sentido; alejamiento del sistema tradicional socio-religioso de apoyo (emigrantes).
8. Crisis concurrentes, laborales, económicas, judiciales....
Duelo complicado
Cuando se presentan síntomas psicopatológicos importantes como ideas delirantes (persecutorias, nihilistas, etc.), alucinaciones, pensamiento suicida, insomnio pertinaz, anorexia con peligro de mal nutrición, agresividad y/o violencia con peligro de daño a terceros y deterioro de las actividades sociales.
En estos casos se debe vigilar a la persona y referirla a la emergencia para que sea tratada por un especialista, quien decidirá su hospitalización o tratamiento ambulatorio, de acuerdo a la gravedad del caso.
Técnicas de Cuidados Primarios de Duelo
Perfil del duelo: recoger datos básicos:
I -sociofamiliares: genograma, relaciones familiares, amigos, situación económica, etc.
II-Antecedentes personales: problemas de salud psicofísicos, elaboración de posibles duelos previos, coincidencia de otros problemas
III- Evolución del proceso del duelo: causa y lugar del fallecimiento, conocimiento de la enfermedad, sentimientos que manifiesta como añoranza, culpa, rabia, ansiedad, tristeza, etc. y apoyo emocional de la familia.
Relación (R), Escucha (E), Facilitación (F), Informar (I), Normalizar (N), Orientar (O).
R E F I N O
(FISTERRA.com Autor: Víctor Landa )
R= Relación empática con el doliente
Mantenerse dentro del marco profesional establecido. Subrayando las características profesionales de la relación para evitar malos entendidos y reacciones de transferencia-contratransferencia dramáticas (Ej. evitar ser un “sustituto interino” del que falta).
E=Escucha activa. La escucha activa es atenta, centrada e intensa; es una escucha del otro y de uno mismo. Debemos tener en cuenta, que nos podemos impregnar de los sentimientos del doliente y saber que son de él… no nuestros.
F=Facilitación. Facilitar es favorecer la comunicación, esperar, tener paciencia, es también hacerle un espacio al otro (al doliente) y darle “permiso” con nuestra actitud y ese clima “seguro” que hemos creado, para que cuente lo que se le ocurra o exprese sus emociones más profundas:
La tristeza, culpa, miedo, amor y alegría, serán partos más o menos fáciles, solo hay que estar y no interrumpir; mientras que la rabia siempre será un parto difícil.


I=Informar. Informar al doliente es:
Explicarle lo que hoy define la psicología occidental como el constructo duelo, pero siempre volviendo a insistir que lo suyo es “único” y que tiene permiso para sentir lo que quiera y cuando quiera.
Aclararle que la evolución teórica del proceso es hacia el ajuste, que todos los seres vivos se adaptan instintivamente a las nuevas situaciones
Orientarle sobre las dudas más habituales: “¿Es bueno ir al cementerio?, ¿y llorar...?, ¿y hablar siempre del muerto...?, ¿porqué ahora no me fío de nada ni de nadie, y por qué me parece todo distinto?, ¿porqué ahora tengo más miedo de morirme y a la vez quiero morirme?
N=Normalizar. Normalizar es asegurarle al doliente –y se lo está diciendo su médico- que lo que siente, piensa, hace... es totalmente normal y lo natural en su situación... Esto valida sus reacciones y sentimientos, los legitima, confirma, desculpabiliza y además puede seguir sintiéndolos.
• Cuando normalizamos es mejor tomarnos tiempo y tener en cuenta la cadencia del encuentro; controlando nuestra reactividad,... dejando transcurrir un tiempo entre el estímulo del doliente y la respuesta que damos.
• Normalizaremos especialmente, que no se quiera olvidar, ni dejar de llorar... que se continúe hablando con él (ella) o que se refiera a él (ella) en presente…
O=Orientar. Orientar es guiar, sugerir, aconsejar... o incluso prescribir mediante instrucciones concretas determinadas conductas o rituales, y a veces lo contrario; por ejemplo, disuadir de una decisión precipitada,...
• “quiero vender esta casa”, “creo que aquí no puedo vivir”, “son muchos recuerdos, entro en casa y el mundo se me viene encima...”. Como orientación general, desanimamos la toma de decisiones importantes durante el primer año, pero a la vez fomentamos la toma independiente de decisiones menores
. También podemos asesorar en la reorganización familiar, explicando que la pérdida de uno de los componentes de la familia lo trastoca todo,... interacciones, roles, espacios, normas, autoridad, poder, economía,... todo se tiene que renegociar y reconstituir.
. El objetivo sería reestructurar la cotidianeidad con conductas saludables. Para empezar se puede prescribir salir todos los días a la compra, andar un rato, sacar a pasear el perro,... esto le obliga a resocializarse a la vez que realiza una actividad saludable. Debemos evitar maneras de afrontar la pérdida, claramente perjudiciales como, el sedentarismo, horas de televisión, el juego, el abuso de alcohol, tabaco...
No es recomendable la prescripción rutinaria de ansiolíticos, que muchas veces son exigidos por la familia.
Recuérdeles que el duelo es una reacción adaptativa natural y normal.
Solo si el duelo se complica se prescribirán fármacos .
Si el doliente lo desea se le puede recomendar libros de autoayuda:
"La muerte: un amanecer" de Elisabeth Kübler-Ross, Luciérnaga, Barcelona 1991
“El camino de las lágrimas” de Jorge Bucay, Grijalbo, Barcelona 2003
Etc. En Internet cada vez hay más recursos para las personas en duelo. Desde los “chats" de autoayuda en duelo hasta los cibercementerios.

1 comentario:


  1. Esto me parece importante tenerlo en cuenta porque a todos nos ha tocado o estamos propensos a que suceda.
    La muerte y el proceso de morir

    Antes se debe tener un trabajo de duelo: afrontamiento de las reacciones emocionales ante la pérdida de un ser querido.

    Para un duelo anticipado: prepararse emocionalmente para la muerte de un ser querido, como en el caso de una prolongada enfermedad terminal.

    Algunas funerarias cuentan con psicólogos clínicos entre sus servicios fúnebres, donde dan una orientación a los parientes y allegados de la persona que fallecio para que tengan un sentido de orden y de continuidad al hecho de la ausencia física y la pérdida afectiva, reafirmando los valores y las creencias de la comunidad y además permitiendo las manifestaciones de apoyo de los miembros de la comunidad a los familiares del fallecido.
    http://www.cinteco.com/

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